La autoestima es el conocimiento que tenemos de nosotros mismos, es
decir, la aceptación de nuestros potenciales y debilidades, aquello de lo
que somos capaces hacer de acuerdo con nuestra humana condición.
Significa, por tanto, la posibilidad de aceptarnos tal y como somos, con
nuestras virtudes y defectos.
Se habla hoy en día de alta y baja autoestima. La persona con alta
autoestima, al aceptarse como es busca siempre el bien de sí misma, por
el contrario, la que tiene baja autoestima, al no aceptarse con sus propios
potenciales y limitaciones, tiende a la depresión, a la desmoralización
y, en algunos casos, al suicidio. En pocas palabras, no busca su propia
realización, sino lo contrario, su autodestrucción.
De lo anterior se desprende que la persona que tiene una buena autoestima
es la que experimenta el amor propio, esto
es, la aceptación de su propia naturaleza humana,
y por lo mismo, lucha por conseguir su realización.
Lo contrario sucede con la persona que presenta
una baja o nula autoestima.
A decir verdad, la primera persona con la que
de hecho nos relacionamos somos, evidentemente,
nosotros mismos, y esta relación es la que da lugar
precisamente al amor propio. Si aceptamos la idea
del amor propio como elevada autoestima, tenemos
que aceptar que aquel es bueno por varios motivos.
2 . 1 . I n d i v i d u a l i s m o : u n a c a r a c t e r í s t i c a
DEL AMOR PROPIO EN LA SOCIEDAD ACTUAL
Con el término individualismo, sucede algo parecido con palabras
como egoísmo y amor propio; su sola mención genera ambigüedad.
Ser individualista es, o sinónimo de poco compromiso con
los valores y causas sociales, o bien, su contraparte, compromiso
propio con el desarrollo autónomo de cada persona.
En sentido estricto, el individualismo parte del supuesto de que no
hay ética si no se respeta la autonomía del individuo, esto es, sin la conciencia
del sujeto moral de su capacidad para crear o aceptar libremente
sus normas de conducta, por lo que no puede ser malo en absoluto pedirle
que se construya en cuanto tal, es decir, que no renuncie a su condición
de ser proyecto creativo.
2.2. El e g o c e n t r is m o :
UNA PERVERSIÓN DEL AMOR PROPIO
El egocentrismo es la concentración exagerada en uno mismo, lo contrario
de mostrar apertura hacia los demás. Sin embargo, no es sinónimo
del egoísmo éticamente considerado. Este último significa manifestación
de amor a las propias potencialidades, en donde el amor propio es concebido
como autoestima, como posibilidad de la propia autorrealización,
junto a la posibilidad que tiene el hombre de reconocerse y actuar
precisamente como sujeto ético, al mismo tiempo que practica el arte
de amar a los demás.
Ahora bien, cabe preguntar ¿por qué se tiende a identificar al amor
propio con el egocentrismo? Esto es así debido a que el hombre tiene
una especial facilidad para centrare en sí mismo, en el propio mundo
y en sus actividades, aislándose de las personas que le rodean. En esto
consiste la perversión del amor propio efectuada por el egocentrismo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario